lunes, 10 de agosto de 2015

¿Todavia existen los papalotes?

Hace mucho que no veo ninguno. Al menos en vuelo. Unos días atrás fui de compras con mi esposa y entre la sección de frutas y verduras, la farmacia y las revistas, había una caja arrinconada que llamó mi atención. ¿Venden banderas de Estados Unidos en Calimax? Esta bien que estemos en la frontera, pero eso se siente casi traición a la patria, me escandalice. 

Pero no eran banderas norteamericanas, era algo más raro aún: Eran papalotes con la bandera de Estados Unidos dibujada en ellos.

Fue entonces cuando reflexioné, hace años que no vía un papalote de venta o mucho menos he visto un papalote o cometa en vuelo.

Tenían su gracia. Los comprabas desarmados y tenías que armarlos bien para que pudieran volar. Si eres más viejo o más artesanal, puedes hacerlos. Incluso en los libros de primaria venían algunas lecciones en donde aprendías a hacer un papalote incluso de papel periódico. Hice algunos pero no volaban tan bien como los más modernos de plástico.

Que emprenda el vuelo tiene su ciencia. Hay que salir en un día con algo de viento, sobre todo si eres gordito ya que si no hay viendo hay que correr bastante arrastrándolo para que se eleve. Si hay viendo y corres contra él rápidamente emprende el vuelo.

Puedes soltarle cuerda para que se eleve un poco más pero no demasiada porque se rompe y puedes perderlo. Estar parado volando tu papalote mientras tus amigos sufren corriendo tratando de elevarlo da cierto sentimiento infantil de superioridad.

Como muchas cosas en la vida, si tienes buena cola en tu papalote las cosas son más fáciles. En los antiguos hechos a mano es lo que ayuda a nivelarlo y evitar que se vaya como loco hacia los lados. Los modernos algunos traen y otros tienen más principios aerodinámicos que los primeros aviones.

Los niños ya no juegan con ellos por varias razones: Las actividades al aire libre han cambiado por juegos en tablet, pc o tv. Tal vez tenemos que buscarles una app de volar cometas para los conozcan.
Otra razón importante es que para volarlo necesitamos un buen espacio abierto, sin cables de luz o casas que bloqueen al cometa a o al niño cuando corre para elevarlo, incluso los parques en las ciudades no ofrecen esos espacios.

No puedo recordar si el papalote estaba incrustrado en esa extraña rotación de juegos infantiles que se daban como por temporada: canicas, trompo, balero, yo-yo, encantados, futbol, beisbol, bicicletas. Pero creo que ya no quedan muchos de esos juegos de mi infancia.

El papalote es tan arcaico que el autocorrector me lo señala a cada momento.


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