Hace tiempo que Sony no da una. En vez de ser la máxima autoridad en electrónica como era antes, ahora anda batallando por que no le roben los datos de sus clientes y sobreviviendo con videojuegos. ¿Dónde están esas televisiones que eran el rival a superar? ¿Dónde quedaron los walkmans y los discmans?
Panasonic anda discreto. Toshiba ya no impresiona con sus laptops. Siguen sin poder hacer un robot de esos que hagan algo más que caminar, jugar futbol o aspirar la casa. Sus automóviles son de lo mejor del mundo, pero ya no revolucionan, solo evolucionan. Como se puede ver en todas las gamas de los principales productores automotrices nipones.
Pienso que su espíritu samurai está cansado. Pero tal vez sus cuerpos están aún más cansados. Sus abuelos trabajaron por la reconstrucción del país tras la derrota de la Segunda Guerra Mundial, sus padres trabajaron para hacer de Japón una potencia mundial.
El famoso trabajador del 7Eleven (los japoneses trabajan de 7 de la mañana a 11 de la noche) está tan agotado que ha perdido creatividad. Su esfuerzo no disminuye, siguen cayendo muertos frente a su escritorio, pero hace rato que no revolucionan con algún super invento.
Al mismo tiempo que no sale el aparatito japonés que haga ver anticuado el Iphone 7 o la Ipad me desconciertan con ciertos gustos culposos de su cultura. Eso del gusto exagerado por las adolescentes vestidas de colegio, la ropa interior femenina y los concursos ridículos de televisión no lo acabo de entender para los serios descendientes de los Shogún.
Sin duda todos tenemos ese lado oscuro que da al traste con la mejor imagen que podemos proyectar. La flema británica tiene como contraparte el humor escatológico inglés. Al mismo tiempo que son serios y reservados disfrutan de mangas o comics de lo más intensos con superhéroes y personajes fantásticos.
Tal vez el auge de China e incluso de Corea haya hecho que dejemos de prestar atención en ellos y aunque no soy experto en temas asiáticos se que no todos son iguales y sus diferencias culturales también se reflejan en sus productos y su cultura.
Necesitamos que Japón nos sorprenda una vez más y nos haga soñar con algo más que Gokú, Macros o Mazinger Z. Tal vez el automóvil de hidrógeno, nuevos aparatos electrónicos o un cambio de paradigma en los modos de producción serían lo indicado.
Dos buenas canciones sobre el tema:
Presten atención a la letra:
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