Yo tengo otro favorito de la marca alemana: el Rabbit. Ese nombre tenía en Estados Unidos el Golf I de Europa o Caribe de México. Un día siendo niño mis padres compraron uno usado que parecía nuevo, bien cuidado, muy juvenil y con un discreto color amarillo verdoso no pasaba desapercibido.
Con mirada de niño me encantó. Su tamaño pequeño en un tiempo y lugar con carros de gran tamaño. Su diseño innovador mal copiado por modelos americanos como el Pacer, Gremlin, Citation o Pinto. Su espacio interior en donde cabíamos nuestra familia pequeña de dos adultos y tres niños.
A mi papá siempre le gustó manejar y andar en carretera, así que en nuestro Rabbit fuimos a muchos lugares: Los Ángeles, Tijuana, Ensenada, Guadalajara, Ciudad de México y Los Cabos. Siempre se comportó y nunca tuvo una falla que no pudiéramos reparar en el camino.
Bujías al frente con nada que te estorbara para cambiarlas. Puntos o platinos con distribuidor igual de accesible. Trasmisión estándar indestructible. Arranque que salía con 2 tornillos levantando el carro. Carburador que con una leve adaptación podía cambiarse por uno de Ford y sobre todo uno de los mejores motores que VW ha producido: un pequeño 1.5 litros de misma arquitectura que sus hermanos más grandes de 1.6 y 1.8. Hacían que este automóvil fuera divertido de manejar y divertido de reparar.
Después de varios años de servicio en la familia y con muchos miles de kilómetros de viajes familiares por México y Estados Unidos me fue entregado para que fuera en él a la preparatoria. Recuerdo que me dieron a escoger entre el Rabbit y una camioneta Pinto color verde militar en mejores condiciones, pero tantos recuerdos y la mejor estética de VW me hicieron hacer una rápida elección de la cual nunca me arrepentí.
La preparatoria es difícil, los compañeros en plena adolescencia están al pendiente del mínimo error o de quien se aparte de la manada,para darle carrilla, ahora bullying. Mi Rabbit de 15 años de antigüedad nunca dio motivos de burla.
Gracias a que tenía mi Rabbit pude llevar a su casa a la chica que me gustaba y a sus amigas guapas, aunque claro, no quería llevar a esas amigas sino sólo a ellas. También mis amigos aprovecharon los "raites" l y de vez en cuando nos íbamos a los centros comerciales o al cine.
Ya su pequeño motor de 1.5 litros no tenía ya mucha fuerza. Su tapicería ya estaba destrozada por el uso de tantos años y su carrocería, aunque no había sido chocada, ya tenía rastros de óxido en varias partes cuando decidió mi padre que era tiempo de jubilarlo.
Me asignaron otro vehículo y el Rabbit se vendió a un tío en una cantidad simbólica de 50 dólares. Él todavía lo usó unos meses y acabó en un yonke de la ciudad.
Alrededor de 20 años tuvo de vida útil, en los que dio muchas alegrías a la familia y nos hizo ahorrar bastante con su eficiente y pequeño motor. Además de que las refacciones de VW eran extremadamente baratas, en una refaccionaria especializada en la marca alemana incluso de varias piezas te daban a escoger entre la hecha en Alemania, Brasil o México, diferentes precios, pero diferentes calidades.
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