Mañana cumplo treinta y once, como dijo Rorrito. La temida edad de cualquier chico temido. Una edad que muchos prefieren evitar decir, cumplen dos años 40 o tal vez 42. En mi caso no hay nada que temer.
Aunque para muchos representa llegar a la edad de las ilusiones, que desean explorar nuevas alternativas, que quisieran que les soplen en la nuca, que añoran ser masca almohadas, que después de tantos años de ser Don Juan ahora quieren ser Juana la Loca para mi no representa conflicto alguno.
En las épocas que no estaba tan mal visto ser homofóbico o cuando menos no había tanta sensibilidad y uno podía hacer bullyng sanamente el 41 era bastante socorrido para hacer bromas en torno a aquellos cuya sexualidad parecía indefinida o cuando menos flexible.
Como todo mexicano sabe la fama homosexual del número 41 nada tiene que ver con la numerología mística de otras épocas, mucho menos con los cuadros mágicos. Sino a la célebre historia porfiriana en la que en una redada policiaca en la ciudad de México detuvo una fiesta de 40 hombres con costumbres alternativas para la época, en la que además de besarse y realizar otras prácticas de íntimo afecto varios estaban vestidos con prendas femeninas.
La redada fue un suceso difundido por los diarios de la época, pero los rumores dicen que en vez de ser cuarenta como dijeron los diarios, había 41 caballeros, pero uno de ellos era yerno del Dictador de México, por lo que se le dejó ir. Así que para hacer mofa de alguien con tendencias homosexuales se decía que era el famoso 41.
La realidad es que poca gente tiene que esperar hasta cumplir 41 años para definir o redefinir su sexualidad. La mayoría sabemos que nos gusta desde la pubertad y los que creemos que cambian a edad tardía más bien siempre jugaron para ese equipo pero no se animaban de salir del closet.
Mas que esos temas jocosos me preocupa que ya voy a la mitad o más allá del camino de la vida, (según la esperanza de vida difundida por el INEGI) y si no sufro los estragos de la crisis de los cuarenta es gracias a mi bella esposa que además de hacerme sentir amado me hace sentirme joven.
En ese dialogo hipotético con mi niño interior si tengo muchas cosas que explicar, porque no hice mucho de lo que quería hacer, como:
No me casé a los 21 como ponía en el jueguito de la primaria, sino a los 39.
No tengo hijos y ya soy viejito para los estándares de la infancia.
No volé el Milenium Falcon en compañía de Han Solo y Chewbacca.
No me aceptaron en la US Navy y por consiguiente no pude volar un F-14 Tomcat como en Top Gun.
No soy millonario.
No he ido a Europa, sólo a Uruapan.
No alcancé a conocer la Unión Soviética.
No he resuelto mi vida.
Dejé de ser comunista, aunque nunca fui chairo.
Pero gracias a Dios aún no he muerto y tal vez alcance a realizar cosas que soñé de niño o que aún no sueño en lo que me quede de vida
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