Quiero declarar públicamente que tras una exhaustiva revisión de mis registros financieros actuales y corroborarlos con las notas de la prensa nacional e internacional, puedo decir con plena honestidad que no me encuentro entre aquellos que han sido señalados por tener dinero invertido con la empresa Mossack Fonseca.
Esto es de vital importancia para mis finanzas personales ya que este mes al igual que miles de mexicanos tengo que presentar mi declaración de impuestos. Soy un contribuyente cautivo, mis patrones declaran que me pagan impuestos, así que cuando voy a hacer la declaración Hacienda ya sabe cuanto debo pagar.
Así que puedo decir con cierto orgullo y pesar que pago todos mis impuestos. Hay muchos que lo hacemos, pero una gran cantidad no. Además de los que se encuentran en la economía informal: vendedores ambulantes, la Sra. de los zapatos y perfumes que va a la oficina, franeleros, la señora de los tacos etc., evaden impuestos las grandes empresas y gente poderosa.
Las notas relacionadas con #panamapapers insinúan corrupción, dinero de origen dudoso y criminal. No necesariamente, mucha gente que tiene dinero fuera del país (offshore) lo hace porque tiene familiares en ese otro país, porque tienen un negocio por allá o lo más común, para pagar impuestos más baratos.
Si, pagar a un despacho extranjero para que invierta ese dinero en un país con impuestos muy bajos creando una empresa de papel y así evadir impuestos en el país de origen parece ser una práctica entre las grandes empresas y los más ricos de todo el mundo.
Dejando a un lado las presuntas implicaciones criminales que tiene este escándalo de #panamapapers queda la cuestión moral que creo es más hiriente que la parte delictiva.
Los ricos pueden evadir impuestos y pagan menos impuestos que la clase media del mundo (y probablemente que la clase baja). Esto como porcentaje de sus ingresos.
Al parecer no es suficiente contratar contadores y abogados fiscalistas para aprovechar los huecos y contradicciones de la miscelanea fiscal vigente y así pagar menos impuestos, hay que sacar el dinero del país.
La globalización y la liberalización de la economía han logrado una gran movilidad de capital. Aunque se nos niega el acceso a los trabajadores a otros países, esto no ocurre con el dinero, puede viajar de un país a otro con muy pocas restricciones.
Esto también ha generado que las decisiones de los grandes capitalistas, es decir, los poseedores del capital puedan meter en problemas a un país. Basta con que ese país sea considerado riesgoso para los inversionistas y especuladores saquen su dinero, hagan tambalear la moneda de ese país, la confianza de los inversionistas, falte capital y la economía se hunda.
¿Debe restringirse el libre flujo de capitales? Sería un suicidio si un sólo país lo hace, perdería su inversión extranjera y hasta la nacional. Un acuerdo internacional sería casi imposible. Además ningún gobierno gestionaría por ello.
Pese al escándalo el status quo se mantendrá. Pero esto es un recordatorio de que el mundo y el sistema económico en el que vivimos no es justo, ni siquiera moral.
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