viernes, 7 de octubre de 2016

Africali

Lo que empezó como un hecho curioso se está transformando en una crisis humanitaria y social. La llegada a Baja California de migrantes de raza negra provenientes de Haití y África ha pasado de la admiración y las bromas al alarmismo y xenofobia.
Al principio fueron decenas, luego cientos y ahora son miles, están saturando las casas de asistencia a inmigrantes y pronto será necesario decretar una emergencia humanitaria y pedir ayuda nacional e internacional.
Cierto es que en su mayoría los inmigrantes dejan sus países por pobreza y falta de oportunidades, así que no llegan personas con ropas finas y apariencia de galanes de cine, sino gente humilde que además físicamente dista del mexicano promedio.

Entre las justificaciones para ver con desprecio a estas personas se encuentra la posible portación de enfermedades poco comunes aquí que podrían propagarse y ser una verdadera epidemia, pero según nuestras autoridades médicas no presentan signos de enfermedades fuera de lo común. Me pregunto si dirían lo mismo si fueran inmigrantes ingleses, alemanes o franceses.
El temor de tener personas de raza negra entre nosotros parece ser grande entre algunos, me pregunto en que se basa ese temor, supongo que en el desconocimiento. En México es poco común la gente de color.
Baja California es un Estado joven y de inmigrantes. Pero a diferencia de Estados Unidos quienes llegaron aquí primero fueron mexicanos de otros lugares de la república, así que no nos visualizábamos como extraños por ser del mismo país.
Luego llegaron los chinos que al igual que los afromigrantes su objetivo era pasar a Estados Unidos, pero muchos vieron oportunidad también en esta tierra y se quedaron. Los asiáticos siempre han sido discriminados, pero han optado por tratar de no segregarse y convivir entre ellos mismos.
Aquellos mestizos o chinomexicanos siempre han sido vistos con desconfianza o mínimamente víctima de apodos despectivos o chistes de corte racista. En lo personal recuerdo cuando en secundaria me gustó una chica de origen asiático y fui víctima del bulling "por mi propio bien" para no involucrarme con una "china".

Cerca de mi casa vivía una familia cuyos padres hablaban un español con acento extraño. Al principio creía que eran del sureste del país, pero luego supe que eran salvadoreños que al no pasar a Estados Unidos se quedaron aquí. Fuera del acento al hablar no tenían nada distinto a los demás vecinos.
Dos grupos de inmigrantes nacionales que se dan a notar son los sinaloenses y los de la Ciudad de México ya que orgullosos de su origen tardan mucho en perder el acento y siempre están recordando su tierra natal y asegurando que allá todo es mejor que aquí, lo que siempre ocasiona enemistades.
Son pocos los bajacalifornianos que no tienen algún pariente o amigo que inmigró a Estados Unidos y más escasos son aquellos que no van al vecino país del norte a hacer sus compras o a pasear, por lo que se está muy atento a los actos de discriminación que sufren los mexicanos en Estados Unidos.
Siempre nos ha preocupado que los gringos anglosajones nos mal miren y nos discriminen. En cuanto algún gringo como Donald Trump se atreve a decir algo en contra nuestra pegamos el grito en el cielo y nos rasgamos las vestiduras.
Pero nosotros si podemos ser racistas, siempre habrá alguien más jodido que nosotros a quien discriminar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario