Estoy tranquilamente paseando por una plaza comercial, de repente alguien se me acerca, me saluda, me dice que fue mi alumno, fue a mi oficina, o que fuimos juntos a la escuela. Recuerdo a la persona, no fuimos amigos, al menos no mucho, no me caía mal, pero no se como reaccionar ante tanta aparente felicidad al verme.
Sin salir de un estado mental de letargo y desconcierto saludo sin mucho afán. Me da miedo que se note, me pongo tenso. Me preguntan como me ha ido, digo que bien, porque eso es lo que se dice, después pregunto: ¿Y tú que tal? Me siento incómodo, no escucho bien la respuesta porque sólo pregunté para salir del paso.
De nuevo la cordialidad, amistad y hasta jovialidad de quien me saluda me hacen sentir inseguro ¿Qué querrá? Ya no se me ocurre que decir que sea convincente, no le hablaba cuando nos veíamos, ahora en este encuentro casual menos se me ocurre de que platicar. Espero que el momento pase y volver a mi ostracismo.
A veces me pasa esa situación con diversas personas, dependiendo del grado de distracción, de desconocimiento de la persona o de su actitud depende mi reacción uraña. Hay veces que diviso algún conocido, evito ser el que establezca el primer contacto, me saludaron bueno, a contestar, no me vio, mejor, no tengo que hacer esos convencionalismos sociales.
En automóvil es peor, soy muy distraído y casi toda mi vida he usado lentes. Algunas veces me han reclamado que me saludaron de carro a carro y no contesté. No lo recuerdo. Tal vez no los vi. En todo caso sería mejor saludar así, un pitazo o una agitada de manos de lejos.
Quiero aclarar que no odio a las personas. Al menos no a todas. Pero los saludos y primeros contactos me desconciertan. Más aún cuando veo que son meramente de trámite:
Buenos días.
Buenos días.
¿Que calor no?
Si y dicen que mañana va estar peor.
Ni modo, a aguantar.
¿Y cómo ha estado? ¿Bien?
Gracias a Dios. ¿Y usted? ¿Que tal la familia?
Bien todos, gracias por preguntar.
Bueno, hay que seguirle.
Andele, cuidese, nos vemos.
Ese tipo de platicas me desconciertan totalmente. Aún no logro entender su significado. Son frases echas que se van acomodando con tal de cumplir con el requisito del contacto humano.
Supongo que es necesario, pero no soy bueno en ello.
No se cuando cambié. Mis padres dicen que fui un niño muy risueño y amistoso. Tal vez fue en la edad de la vergüenza. Cuando uno deja ser niño bebé y empieza a sentir vergüenza de todo.
Es curioso que habiendo estudiado una ciencia social, haber sido reportero y tener más de 15 años en el servicio público, además de ser maestro, aún no pueda superar del todo este aspecto de mi vida.
Tengo la extraña sensación que si puliera mis habilidades sociales tendría más oportunidades en casi todos los campos de mi vida, para empezar, el tener más amigos, mejores oportunidades de trabajo, etc.
Siempre lo pienso y no se por donde empezar, me da tanta flojera eso de ser social.
jueves, 27 de octubre de 2016
martes, 25 de octubre de 2016
Tacoma Baja... California
Después de muchos años en los que los empresarios y promotores de inversión de Baja California ansiaban atraer una armadora automotriz lo lograron hace diez años que el fabricante japonés Toyota decidiera establecer una armadora en Tijuana.
Una ampliación a dicha planta ha sido anunciada, con lo que se producirán más pick ups Tacoma al año, alrededor de 160 mil.
Tacoma es un pick up muy popular en Baja California, sin embargo, la producción va encaminada a Estados Unidos y eso se nota al querer comprar uno en este Estado. Las concesionarias locales tienen una larga lista de espera para poder comprarlo.
Hace 20 años no había Toyota en México y aunque los bajacalifornianos ya sabíamos de la calidad de la marca las opciones nacionales que teníamos eran pickups más grandes de los tres fabricantes de Detroit o el pick up de trabajo que cargaba un elefante de Nissan.
Desde entonces buscamos afanosamente los automóviles de la marca Toyota que se importan de Estados Unidos para su circulación con placas fronterizas.
Mi tío más pata dura para los vehículos tuvo el primero que recuerdo, un viejo Toyota Corolla en excelentes condiciones, el cual compró porque necesitaba recorrer muchos kilómetros diarios en Estados Unidos y México por trabajo. Era color café con rines negros. Por los antecedentes de mi tío como verdugo de autos y por esos colores siempre vi en el cierto encanto de vehículo militar.
Ese Corolla aguantó mucho. Incluso cuando mi tío dijo que empezó a fallar en un viaje largo y jamás se detuvo hasta que regresar a casa y al revisarlo notamos que tenía un pistón con la cabeza pulverizada.
Otro tío tuvo un pick up Toyota año 1985 que también usaba en su trabajo en la construcción. Era tan buen vehículo de trabajo que mi papá decidió comprar uno un poco más nuevo, 1988, el cual tiene hasta el día de hoy.
Para mi la experiencia con Toyota fue un Tercel 1992 el cual fue un medio sumamente confiable para recorrer las carreteras bajacalifornianas y del sur de California, eso si, a muy baja velocidad, porque su motor de 1.5 y su trasmisión manual de 4 velocidades lo que tenían de confiabilidad lo carecían de potencia.
No he vuelto a tener un producto Toyota. Creo que por dos razones principales. La primera es el precio. Toyota es una marca que si bien es muy aguantadora y confiable, no es barata. No es tan cara como las marcas de autos de lujo, pero no está precisamente en la gama baja del automovilismo.
En autos usados la situación es similar, debido a su bien ganada fama de calidad, aún siendo usados los vehículos de esta marca japonesa son caros.
La otra razón es el diseño. La linea de diseño que tienen sus automóviles de pasajeros me parece poco emocionante. Salvo el nuevo Tacoma y el 86 que no se vende en México, el resto del diseño de la gamma me parece demasiado aburrida.
Pero creo que en el nuevo Tacoma Toyota entendió bien lo que el cliente quiere. Un pick up confiable, que sirve para el trabajo, la aventura y sigue ofreciéndonos un refugio para el machismo o mejor dicho hombría que nos queda al hombre actual.
Una ampliación a dicha planta ha sido anunciada, con lo que se producirán más pick ups Tacoma al año, alrededor de 160 mil.
Tacoma es un pick up muy popular en Baja California, sin embargo, la producción va encaminada a Estados Unidos y eso se nota al querer comprar uno en este Estado. Las concesionarias locales tienen una larga lista de espera para poder comprarlo.
Hace 20 años no había Toyota en México y aunque los bajacalifornianos ya sabíamos de la calidad de la marca las opciones nacionales que teníamos eran pickups más grandes de los tres fabricantes de Detroit o el pick up de trabajo que cargaba un elefante de Nissan.
Desde entonces buscamos afanosamente los automóviles de la marca Toyota que se importan de Estados Unidos para su circulación con placas fronterizas.
Mi tío más pata dura para los vehículos tuvo el primero que recuerdo, un viejo Toyota Corolla en excelentes condiciones, el cual compró porque necesitaba recorrer muchos kilómetros diarios en Estados Unidos y México por trabajo. Era color café con rines negros. Por los antecedentes de mi tío como verdugo de autos y por esos colores siempre vi en el cierto encanto de vehículo militar.
Ese Corolla aguantó mucho. Incluso cuando mi tío dijo que empezó a fallar en un viaje largo y jamás se detuvo hasta que regresar a casa y al revisarlo notamos que tenía un pistón con la cabeza pulverizada.
Otro tío tuvo un pick up Toyota año 1985 que también usaba en su trabajo en la construcción. Era tan buen vehículo de trabajo que mi papá decidió comprar uno un poco más nuevo, 1988, el cual tiene hasta el día de hoy.
Para mi la experiencia con Toyota fue un Tercel 1992 el cual fue un medio sumamente confiable para recorrer las carreteras bajacalifornianas y del sur de California, eso si, a muy baja velocidad, porque su motor de 1.5 y su trasmisión manual de 4 velocidades lo que tenían de confiabilidad lo carecían de potencia.
No he vuelto a tener un producto Toyota. Creo que por dos razones principales. La primera es el precio. Toyota es una marca que si bien es muy aguantadora y confiable, no es barata. No es tan cara como las marcas de autos de lujo, pero no está precisamente en la gama baja del automovilismo.
En autos usados la situación es similar, debido a su bien ganada fama de calidad, aún siendo usados los vehículos de esta marca japonesa son caros.
La otra razón es el diseño. La linea de diseño que tienen sus automóviles de pasajeros me parece poco emocionante. Salvo el nuevo Tacoma y el 86 que no se vende en México, el resto del diseño de la gamma me parece demasiado aburrida.
Pero creo que en el nuevo Tacoma Toyota entendió bien lo que el cliente quiere. Un pick up confiable, que sirve para el trabajo, la aventura y sigue ofreciéndonos un refugio para el machismo o mejor dicho hombría que nos queda al hombre actual.
lunes, 17 de octubre de 2016
A mi si me agradan los payasos.
Después de el ice bucket challenge, el Gangnam Style, los que comen elotes con taladro y Belinda rompiendo manzanas con la cabeza pensé que no vería nada más estúpido por un tiempo en las redes sociales.
Pero la capacidad de asombro en estos tiempos disminuye en forma directamente proporcional a las estupideces que presenciamos. Con la llegada de octubre, que además del mes de otoño, de la Serie Mundial, se finaliza con el ex rito pagano y ahora materialista de Halloween.
La verdad este mes me gusta por el fin del verano y porque los disfraces de las mujeres en Halloween han cambiado de horribles brujas a hechiceras con poca ropa, gatitas prostitutas, mujeres policías sexuales y arlequines exhibicionistas.
Este año en vez de adelantarnos con esa excelente costumbre aparecieron en Estados Unidos paysos dedicados a asustar a gente descuidada por las noches y luego varios simios imitadores nacionales comenzaron a replicar esto en México.
Creo que este fenómeno es una demostración de que los Ninis tienen demasiados recursos económicos disponibles. Pueden después de estar viendo idioteces en internet salir a la calle e imitarlas. Pero como dicen nuestras mamás, no se imita lo bueno, sino las cosas malas y extranjeras.
Esos llamados payasos asesinos que se aparecen en Estados Unidos, México y otros países como broma pesada han generado el rechazo de las personas y han desprestigiado al gremio de los verdaderos payasos.
El primer payaso diabólico, asesino o malo que recuerdo es el de la llamada película "IT" o "Eso" en español, la cual está basada en la novela de Stephen King. Ese filme hizo que un cumpleaños infantil de mi familia se transformara en un valle de lágrimas cuando llegó un payaso a animar la fiesta.
Como soy más viejo que IT, para mi los payasos siempre fueron buenos y divertidos, a mi me tocó ver a Cepillín, Bozzo, Rorrito, Lagrimita y hasta Platanito, los cuales con chistes blancos y bobadas hacían reir a los niños.
Entiendo la facilidad con la que pasan de divertir a asustar. Sus ropas y maquillajes son una exageración del ser humano. Su maquillaje busca recalcar los rasgos o expresiones humanas, mientras que sus ropas lo caricaturizan. Esa apariencia puede tomarse como divertida o grotesca, según el contexto en el que se mire.
En los últimos años me ha parecido que los medios de comunicación norteamericana quieren hacerle a los payasos lo mismo que a los mimos: ridiculizarlos y hacerlos ver como personajes molestos, desagradables e idiotas.
Tal vez buscan la desaparición de estos dos tipos de artistas que vienen de eras del entretenimiento anteriores a la televisión y el internet. Los payasos habían logrado adaptarse más a los tiempos modernos con programas televisivos, canciones y shows, sin embargo este es un duro golpe para ellos.
Pero la capacidad de asombro en estos tiempos disminuye en forma directamente proporcional a las estupideces que presenciamos. Con la llegada de octubre, que además del mes de otoño, de la Serie Mundial, se finaliza con el ex rito pagano y ahora materialista de Halloween.
La verdad este mes me gusta por el fin del verano y porque los disfraces de las mujeres en Halloween han cambiado de horribles brujas a hechiceras con poca ropa, gatitas prostitutas, mujeres policías sexuales y arlequines exhibicionistas.
Este año en vez de adelantarnos con esa excelente costumbre aparecieron en Estados Unidos paysos dedicados a asustar a gente descuidada por las noches y luego varios simios imitadores nacionales comenzaron a replicar esto en México.
Creo que este fenómeno es una demostración de que los Ninis tienen demasiados recursos económicos disponibles. Pueden después de estar viendo idioteces en internet salir a la calle e imitarlas. Pero como dicen nuestras mamás, no se imita lo bueno, sino las cosas malas y extranjeras.
Esos llamados payasos asesinos que se aparecen en Estados Unidos, México y otros países como broma pesada han generado el rechazo de las personas y han desprestigiado al gremio de los verdaderos payasos.
El primer payaso diabólico, asesino o malo que recuerdo es el de la llamada película "IT" o "Eso" en español, la cual está basada en la novela de Stephen King. Ese filme hizo que un cumpleaños infantil de mi familia se transformara en un valle de lágrimas cuando llegó un payaso a animar la fiesta.
Como soy más viejo que IT, para mi los payasos siempre fueron buenos y divertidos, a mi me tocó ver a Cepillín, Bozzo, Rorrito, Lagrimita y hasta Platanito, los cuales con chistes blancos y bobadas hacían reir a los niños.
Entiendo la facilidad con la que pasan de divertir a asustar. Sus ropas y maquillajes son una exageración del ser humano. Su maquillaje busca recalcar los rasgos o expresiones humanas, mientras que sus ropas lo caricaturizan. Esa apariencia puede tomarse como divertida o grotesca, según el contexto en el que se mire.
En los últimos años me ha parecido que los medios de comunicación norteamericana quieren hacerle a los payasos lo mismo que a los mimos: ridiculizarlos y hacerlos ver como personajes molestos, desagradables e idiotas.
Tal vez buscan la desaparición de estos dos tipos de artistas que vienen de eras del entretenimiento anteriores a la televisión y el internet. Los payasos habían logrado adaptarse más a los tiempos modernos con programas televisivos, canciones y shows, sin embargo este es un duro golpe para ellos.
jueves, 13 de octubre de 2016
El 12 de octubre no se olvida
Todos los años es lo mismo. El 12 de octubre mientras el calendario oficial señala el "Descubrimiento de América", "Columbus Day". "El Día de la Raza" o como quiera que se le nombre a la llegada de Cristóbal Colón a América empiezan las voces que recuerdan que no fue un descubrimento, porque ya se conocía, que más bien fue un genocidio, una masacre de nuestros antepasados y que no hay nada que celebrar.
Alguna vez hice enojar a una indigenista cuando me decía: "Nosotros antes de la llegada de los españoles" y le contesté: "Disculpa, pero mis ancestros descendieron de los barcos". Lo cual hizo que se pusiera fúrica.
Obvio lo dije por molestar. Al igual que la mayoría de la población mexicana soy mestizo. Pero siempre me ha parecido que si reconocemos a nuestros ancestros indígenas también tenemos que reconocer nuestra herencia europea.
Estoy de acuerdo que aquello no fue un encuentro. Que no fue un bello romance, sino una violación. Pero los protagonistas de esa historia ya murieron y nosotros somos el producto de ese traumático evento.
Alemania perdió dos guerras mundiales contra los que ahora son sus mayores socios comerciales. Japón sufrió el único ataque nuclear en la historia de la humanidad y ahora es socio y aliado de su atacante.
Pero así como Estados Unidos alienta su nacionalismo inventando enemigos actuales a lo largo de su historia (ingleses, indios, mexicanos, españoles, alemanes, rusos y terroristas musulmanes), México lo alienta con sus enemigos de un pasado que nunca olvida.
No defiendo "La conquista de América" un episodio horrible de la humanidad en el que millones de personas y otras fueron humilladas, obligadas a renunciar a sus creencias, a su cultura, a su idioma y a trabajos forzados. Pero América ya no es una tierra llena de pueblos autóctonos, sino de Estados modernos llenos de habitantes mestizos de todas las razas del mundo.
Debemos aceptar y sacar partido de la mezcla de cultura que ocasionó esa tragedia, si así queremos llamarla y aprovecharla en nuestro beneficio. Como ya lo hacemos con aspectos tan sencillos como nuestra comida y artes.
Debemos dejar nuestros traumas que por un lado nos hacen odiar a los antiguos conquistadores, pero a la vez juzgamos de más bellas a las personas más blancas. Debemos dejar de se satanizar a La Malinche, pero debemos dejar de malinchistas.
Hay que dejar de glorificar a todo lo prehispánico pero también de discriminar a los que tienen razgos indígenas.
Alguna vez hice enojar a una indigenista cuando me decía: "Nosotros antes de la llegada de los españoles" y le contesté: "Disculpa, pero mis ancestros descendieron de los barcos". Lo cual hizo que se pusiera fúrica.
Obvio lo dije por molestar. Al igual que la mayoría de la población mexicana soy mestizo. Pero siempre me ha parecido que si reconocemos a nuestros ancestros indígenas también tenemos que reconocer nuestra herencia europea.
Estoy de acuerdo que aquello no fue un encuentro. Que no fue un bello romance, sino una violación. Pero los protagonistas de esa historia ya murieron y nosotros somos el producto de ese traumático evento.
Alemania perdió dos guerras mundiales contra los que ahora son sus mayores socios comerciales. Japón sufrió el único ataque nuclear en la historia de la humanidad y ahora es socio y aliado de su atacante.
Pero así como Estados Unidos alienta su nacionalismo inventando enemigos actuales a lo largo de su historia (ingleses, indios, mexicanos, españoles, alemanes, rusos y terroristas musulmanes), México lo alienta con sus enemigos de un pasado que nunca olvida.
No defiendo "La conquista de América" un episodio horrible de la humanidad en el que millones de personas y otras fueron humilladas, obligadas a renunciar a sus creencias, a su cultura, a su idioma y a trabajos forzados. Pero América ya no es una tierra llena de pueblos autóctonos, sino de Estados modernos llenos de habitantes mestizos de todas las razas del mundo.
Debemos aceptar y sacar partido de la mezcla de cultura que ocasionó esa tragedia, si así queremos llamarla y aprovecharla en nuestro beneficio. Como ya lo hacemos con aspectos tan sencillos como nuestra comida y artes.
Debemos dejar nuestros traumas que por un lado nos hacen odiar a los antiguos conquistadores, pero a la vez juzgamos de más bellas a las personas más blancas. Debemos dejar de se satanizar a La Malinche, pero debemos dejar de malinchistas.
Hay que dejar de glorificar a todo lo prehispánico pero también de discriminar a los que tienen razgos indígenas.
viernes, 7 de octubre de 2016
Africali
Lo que empezó como un hecho curioso se está transformando en una crisis humanitaria y social. La llegada a Baja California de migrantes de raza negra provenientes de Haití y África ha pasado de la admiración y las bromas al alarmismo y xenofobia.
Al principio fueron decenas, luego cientos y ahora son miles, están saturando las casas de asistencia a inmigrantes y pronto será necesario decretar una emergencia humanitaria y pedir ayuda nacional e internacional.
Cierto es que en su mayoría los inmigrantes dejan sus países por pobreza y falta de oportunidades, así que no llegan personas con ropas finas y apariencia de galanes de cine, sino gente humilde que además físicamente dista del mexicano promedio.
Entre las justificaciones para ver con desprecio a estas personas se encuentra la posible portación de enfermedades poco comunes aquí que podrían propagarse y ser una verdadera epidemia, pero según nuestras autoridades médicas no presentan signos de enfermedades fuera de lo común. Me pregunto si dirían lo mismo si fueran inmigrantes ingleses, alemanes o franceses.
El temor de tener personas de raza negra entre nosotros parece ser grande entre algunos, me pregunto en que se basa ese temor, supongo que en el desconocimiento. En México es poco común la gente de color.
Baja California es un Estado joven y de inmigrantes. Pero a diferencia de Estados Unidos quienes llegaron aquí primero fueron mexicanos de otros lugares de la república, así que no nos visualizábamos como extraños por ser del mismo país.
Luego llegaron los chinos que al igual que los afromigrantes su objetivo era pasar a Estados Unidos, pero muchos vieron oportunidad también en esta tierra y se quedaron. Los asiáticos siempre han sido discriminados, pero han optado por tratar de no segregarse y convivir entre ellos mismos.
Aquellos mestizos o chinomexicanos siempre han sido vistos con desconfianza o mínimamente víctima de apodos despectivos o chistes de corte racista. En lo personal recuerdo cuando en secundaria me gustó una chica de origen asiático y fui víctima del bulling "por mi propio bien" para no involucrarme con una "china".
Cerca de mi casa vivía una familia cuyos padres hablaban un español con acento extraño. Al principio creía que eran del sureste del país, pero luego supe que eran salvadoreños que al no pasar a Estados Unidos se quedaron aquí. Fuera del acento al hablar no tenían nada distinto a los demás vecinos.
Dos grupos de inmigrantes nacionales que se dan a notar son los sinaloenses y los de la Ciudad de México ya que orgullosos de su origen tardan mucho en perder el acento y siempre están recordando su tierra natal y asegurando que allá todo es mejor que aquí, lo que siempre ocasiona enemistades.
Son pocos los bajacalifornianos que no tienen algún pariente o amigo que inmigró a Estados Unidos y más escasos son aquellos que no van al vecino país del norte a hacer sus compras o a pasear, por lo que se está muy atento a los actos de discriminación que sufren los mexicanos en Estados Unidos.
Siempre nos ha preocupado que los gringos anglosajones nos mal miren y nos discriminen. En cuanto algún gringo como Donald Trump se atreve a decir algo en contra nuestra pegamos el grito en el cielo y nos rasgamos las vestiduras.
Pero nosotros si podemos ser racistas, siempre habrá alguien más jodido que nosotros a quien discriminar.
Al principio fueron decenas, luego cientos y ahora son miles, están saturando las casas de asistencia a inmigrantes y pronto será necesario decretar una emergencia humanitaria y pedir ayuda nacional e internacional.
Cierto es que en su mayoría los inmigrantes dejan sus países por pobreza y falta de oportunidades, así que no llegan personas con ropas finas y apariencia de galanes de cine, sino gente humilde que además físicamente dista del mexicano promedio.
Entre las justificaciones para ver con desprecio a estas personas se encuentra la posible portación de enfermedades poco comunes aquí que podrían propagarse y ser una verdadera epidemia, pero según nuestras autoridades médicas no presentan signos de enfermedades fuera de lo común. Me pregunto si dirían lo mismo si fueran inmigrantes ingleses, alemanes o franceses.
El temor de tener personas de raza negra entre nosotros parece ser grande entre algunos, me pregunto en que se basa ese temor, supongo que en el desconocimiento. En México es poco común la gente de color.
Baja California es un Estado joven y de inmigrantes. Pero a diferencia de Estados Unidos quienes llegaron aquí primero fueron mexicanos de otros lugares de la república, así que no nos visualizábamos como extraños por ser del mismo país.
Luego llegaron los chinos que al igual que los afromigrantes su objetivo era pasar a Estados Unidos, pero muchos vieron oportunidad también en esta tierra y se quedaron. Los asiáticos siempre han sido discriminados, pero han optado por tratar de no segregarse y convivir entre ellos mismos.
Aquellos mestizos o chinomexicanos siempre han sido vistos con desconfianza o mínimamente víctima de apodos despectivos o chistes de corte racista. En lo personal recuerdo cuando en secundaria me gustó una chica de origen asiático y fui víctima del bulling "por mi propio bien" para no involucrarme con una "china".
Cerca de mi casa vivía una familia cuyos padres hablaban un español con acento extraño. Al principio creía que eran del sureste del país, pero luego supe que eran salvadoreños que al no pasar a Estados Unidos se quedaron aquí. Fuera del acento al hablar no tenían nada distinto a los demás vecinos.
Dos grupos de inmigrantes nacionales que se dan a notar son los sinaloenses y los de la Ciudad de México ya que orgullosos de su origen tardan mucho en perder el acento y siempre están recordando su tierra natal y asegurando que allá todo es mejor que aquí, lo que siempre ocasiona enemistades.
Son pocos los bajacalifornianos que no tienen algún pariente o amigo que inmigró a Estados Unidos y más escasos son aquellos que no van al vecino país del norte a hacer sus compras o a pasear, por lo que se está muy atento a los actos de discriminación que sufren los mexicanos en Estados Unidos.
Siempre nos ha preocupado que los gringos anglosajones nos mal miren y nos discriminen. En cuanto algún gringo como Donald Trump se atreve a decir algo en contra nuestra pegamos el grito en el cielo y nos rasgamos las vestiduras.
Pero nosotros si podemos ser racistas, siempre habrá alguien más jodido que nosotros a quien discriminar.
miércoles, 5 de octubre de 2016
Los Hermanos Papiro y Pergamino
A veces, en vez de llegar con una película de Arnold Schuarzenegger, Silvester Stalone o Chuck Norris mi papá traía alguna película VHS de los hermanos Mario y Fernando Almada. Generalmente se excusaba diciendo que mi tío se la prestó o que fue al videoclub y las de ciencia ficción o comedias americanas estaban todas rentadas.
Ni modo, en esos tiempos de tres canales en español en la ciudad de Mexicali no podía rechazarse el ver una película, aún y cuando fuera mexicana. Cabe recordar que en décadas pasadas el cine mexicano había perdido su lustre por tantas películas de ficheras.
Las películas de los hermanos Almada eran echas con con muchos menos recursos que sus similares de Estados Unidos. Muchas de ellas incluso parecían "videohomes", producciones caseras, pero es difícil ser tan duro en ese aspecto con nuestro país en crisis económica y compararlo con el gigante de la industria fílmica.
Los guiones tampoco brillaban por su originalidad. Por lo regular en estas películas los Almada tenían una vida tranquila, eran honrados hombres, padres de familia, rancheros, muy mexicanos que por alguna extraña fatalidad se veían inmiscuidos en algún problema con alguna banda criminal, narcotraficantes o cualquier grupo grande de villanos que brindara una buena cantidad de elementos para su posterior muerte a manos de estos justicieros campiranos.
El tratar de quitarles sus tierras, la muerte de un ser querido, el secuestro de alguien o cualquier otra terrible injusticia marcaban el inicio de de la epopeya Almada. Creo incluso que los guionistas de "Búsqueda Implacable" con Liam Neeson en donde dice su célebre frase de no se quien eres pero te encontraré y mataré copiaron las películas de los hermanos Almada.
Porque sobre todo Mario era implacable, las tragedias le ocurrían sin que el llorara o mostrara cualquier seña de debilidad, a menos que se tome como debilidad el buscar a los culpables y matarlos a balazos sin misericordia. Su rostro duro y mirada fría iniciaban la venganza.
Las balas nunca se le acababan, con algún viejo revolver, rifle o escopeta daba cuenta de los maleantes sin verse en la penosa necesidad de tener que recargar en momentos inesperados o peor aún quedarse sin balas
A paso lento pero firme, mientras zumbaban las balas (o más bien silbaban, porque los efectos de sonido de esas películas tenían muchas balas chifladoras) iba llenando de plomo a aquellos que habían cometido el error de meterse en su camino y su parsimonia.
Recuerdo una película en la que Fernando perdió una pierna, pero no recuerdo que a Mario le haya pasado algo. Tal vez si, pero en la imagen que dejó grabado en mi cerebro adolescente, Mario Almada era más duro que Charles Bronson, más mortal que Chuck Norris y gastaba mucho menos balas que Stalone.
Tuvo una larga vida que supongo fue tranquila a diferencia de sus películas. Desde que vi la primera película de ellos los vi viejos, de ahí el título de este escrito, pero sin duda la muerte lo pensó dos veces antes de ir por este señor.
Ni modo, en esos tiempos de tres canales en español en la ciudad de Mexicali no podía rechazarse el ver una película, aún y cuando fuera mexicana. Cabe recordar que en décadas pasadas el cine mexicano había perdido su lustre por tantas películas de ficheras.
Las películas de los hermanos Almada eran echas con con muchos menos recursos que sus similares de Estados Unidos. Muchas de ellas incluso parecían "videohomes", producciones caseras, pero es difícil ser tan duro en ese aspecto con nuestro país en crisis económica y compararlo con el gigante de la industria fílmica.
Los guiones tampoco brillaban por su originalidad. Por lo regular en estas películas los Almada tenían una vida tranquila, eran honrados hombres, padres de familia, rancheros, muy mexicanos que por alguna extraña fatalidad se veían inmiscuidos en algún problema con alguna banda criminal, narcotraficantes o cualquier grupo grande de villanos que brindara una buena cantidad de elementos para su posterior muerte a manos de estos justicieros campiranos.
El tratar de quitarles sus tierras, la muerte de un ser querido, el secuestro de alguien o cualquier otra terrible injusticia marcaban el inicio de de la epopeya Almada. Creo incluso que los guionistas de "Búsqueda Implacable" con Liam Neeson en donde dice su célebre frase de no se quien eres pero te encontraré y mataré copiaron las películas de los hermanos Almada.
Porque sobre todo Mario era implacable, las tragedias le ocurrían sin que el llorara o mostrara cualquier seña de debilidad, a menos que se tome como debilidad el buscar a los culpables y matarlos a balazos sin misericordia. Su rostro duro y mirada fría iniciaban la venganza.
Las balas nunca se le acababan, con algún viejo revolver, rifle o escopeta daba cuenta de los maleantes sin verse en la penosa necesidad de tener que recargar en momentos inesperados o peor aún quedarse sin balas
A paso lento pero firme, mientras zumbaban las balas (o más bien silbaban, porque los efectos de sonido de esas películas tenían muchas balas chifladoras) iba llenando de plomo a aquellos que habían cometido el error de meterse en su camino y su parsimonia.
Recuerdo una película en la que Fernando perdió una pierna, pero no recuerdo que a Mario le haya pasado algo. Tal vez si, pero en la imagen que dejó grabado en mi cerebro adolescente, Mario Almada era más duro que Charles Bronson, más mortal que Chuck Norris y gastaba mucho menos balas que Stalone.
Tuvo una larga vida que supongo fue tranquila a diferencia de sus películas. Desde que vi la primera película de ellos los vi viejos, de ahí el título de este escrito, pero sin duda la muerte lo pensó dos veces antes de ir por este señor.
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