jueves, 5 de noviembre de 2015

¡Marihuanos al grito de guerra!

Nunca he probado la marihuana, ni se me antoja hacerlo. Aún y cuando siempre he sido una persona muy apegada a las reglas la mayor razón para no hacerlo es que soy muy débil ante mis debilidades. No puedo superar el vicio de la coca.

Me refiero a la Coca Cola y en general a todas las bebidas de cola, es por eso que siempre me creído que difícilmente podría "probar" alguna droga "ilegal" y continuar mi vida sin consecuencia alguna. Pero tampoco se me antoja.

Llama la atención que la noticia de la legalización del uso personal con fines recreativos autorizado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha causado un gran revuelo en gran parte de la población mexicana. Para mi incluso un sospechoso entusiasmo.

Aún y cuando no la consumo ni he estado presente cuando se usa o al menos no me he dado cuenta y siempre me ha parecido raro que algunos saboreen con tanto entusiasmo sus cigarros, huela a petate quemado en varias fiestas o que siempre pensé que los ojos rojos de los de las fiestas era porque les molestaba el humo de los cigarros la cultura popular y las vivencias diarias de mi vida están llenas de referencias a la marihuana.

Con muchos amigos y conocidos que estudiaron humanidades se que la marihuana no ha andado lejos de mi. Igual de cerca por mis conocidos que defienden a la naturaleza y ni que decir de todos los que sienten que tienen cualidades artísticas. Creo que más de uno le ha quemado las patas al diablo.

Recuerdo el escándalo que me causó el saber que algún maestro de humanidades en plena clase proponía a sus alumnos a fumar un churro de mota para de esta manera obtener más claridad de ideas e inspiración para realizar sus tareas escolares.

Mi difunta abuelita en su casa que estaba ubicada en una esquina de una colonia popular y en donde todas las tardes se juntaban jóvenes con o sin oficio, tenía un jardín lleno de plantas el cual regaba todos los días. En una ocasión un amigo de un tío que vivía ahí, le dijo: ¡Pero mira lo que tienes ahí! Mi desconcertado tío adolescente no sabía a que se refería y su amigo le mostró la planta de marihuana que crecía entre las plantas de mi abuela en el jardín. Cuando llegaron del trabajo mis abuelos mi tío les contó lo sucedido, se asomaron al jardín y la planta había desaparecido. ¿Coincidencia o misterio?



Alguna vez en una reunión con amistades de varias profesiones, después de avanzada la noche y las bebidas espirituosas empezaron las confesiones y al mencionarse el uso de la marihuana me sentí bastante ñoño al ver que era una de las pocas personas que alegaba no haberla probado jamás.

La famosa canción de La Cucaracha, que viene de la época de la Revolución Mexicana y está dedicada al usurpador Victoriano Huerta nos recuerda que La Cucaracha ya no puede caminar porque le falta marihuana que fumar.

En otras épocas se identificaba el uso de la marihuana con las fuerzas armadas. Se decía que los soldados eran unos asiduos consumidores de esta planta, pero también era común que la marihuana con alcohol, no fumado ni tomado sino frotado, era un buen remedio contra las reumas de utilizaba la gente mayor.

El término marihuano perdió fuerza y sentido peyorativo cuando esta droga dejó de ser la predominante y empezamos a ver consumidores de cosas más terribles al grado que los traen en calidad de zombies y ahora los conocemos como tecolines.

Esperemos que este primer paso permita que en un futuro no muy lejano todos aquellos que sientan la necesidad de usar marihuana puedan hacerlo sin ser catalogados como delincuentes. A fin de cuentas, cada quien escoje su veneno. Siempre y cuando no atenten contra terceros, en especial contra mi.


No hay comentarios:

Publicar un comentario