viernes, 15 de enero de 2016

Una vida poco familiar

"Afuera está un señor quesque dice que es nuestro tío". - le informaron sorprendidos mis entonces pequeños primos a mi tía. Al asomarse se dio cuenta que era su hermano, mi tío Jorge Arturo. Para mis primos era la primera vez que lo veían, o al menos no recordaban haberlo visto antes.

Desapegado de sus hermanas y soltero eterno falleció ayer mi tío. Quien es más recordado paradójicamente por los pocos recuerdos que tenemos de él. Cuando menos recuerdos buenos antes de su padecimiento de cáncer.

Nunca supe si consideraba que su vida solitaria y desapegada de la familia lo hacía feliz, pero para mi fue un ejemplo del tipo de vida que no quería llevar a su edad. Una vida que no se vive en familia. Sin pareja y supongo, en soledad.

No fue una mala persona. La decisión de mis difuntas abuela y bisabuela, de que viviera desde niño en casa de esta última en vez de en el hogar materno fue con la intención de que tuviera más oportunidades de tener una mejor vida.

Fue el hijo mayor de mi abuela. Viviendo en otra casa estudió hasta convertirse en ingeniero. Vio como hermanos a quienes eran sus tíos. Mientras que sus hermanos menores lo veían poco. Esto se agravó en su vida laboral, pocas veces visitaba a su madre.

Recuerdo cuando se casó con una guapa y joven mujer. La diferencia de edades, entre otras cosas, supongo, hicieron que el matrimonio durara poco y no tuvieran hijos. Aún lo vimos menos.

Tan poco lo veíamos que cuando yo cursaba mi carrera en Tijuana y por las tardes estudiaba inglés me lo encontré como compañero de clase. Fue extraño ver a mi tío en una ciudad donde se suponía no vivía y compartir la clase. Pese a ello casi no convivimos ese semestre.

La muerte se ensañó con la familia. En unos años murió mi bisabuela, mi abuela y todos esos tíos abuelos que él consideraba sus hermanos en vez de sus tíos. Fue entonces cuando empezó a frecuentarnos.

Una decepción amorosa a una edad madura es igualmente dolorosa. Escucharlo mencionar como no queriendo seguido el nombre de la ex novia me parecía extraño.

Hace poco más de un año tuvo un milagro o una gran casualidad. Un tumor en la cabeza que fue extirpado sin mayores complicaciones y el cual resultó ser benigno. A el pareció no importarle ni sorprenderle, siguió con su vida solitaria normal.

Pero un rayo no cae dos veces en el mismo lugar. Casi un año después se le descubrió el cáncer que le quitó la vida.

El paso del tiempo borrará el recuerdo del paso de todos los humanos en la tierra. A unos antes, a otros después. Pero el llevar una vida solitaria no ayuda a mantener vivo nuestro recuerdo.



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