lunes, 18 de enero de 2016

Mis zapatos que ya me voy.

¿Dónde están mis zapatos? Quiero mis zapatos. Dijo delirante mi tío un día antes de morir. Débil y cansado por el cáncer decía de forma aparentemente incoherente a mi madre.

Ella me contó que también mi abuelo poco antes de morir, estando internado en un hospital, pedía sus zapatos. Al preguntarle por qué quería sus zapatos respondió: "Quiero mis zapatos porque ya me voy".

Dicen que quienes van a morir ven luz al final de un túnel. Que algunos ven ángeles que vienen por ellos. Pero creo que en mi familia es importante emprender ese viaje con zapatos.

Tal vez el túnel tiene camino empedrado. Tal vez los ángeles no te cargan y te vas caminando. Quizá el camino al más allá es largo y cansado. Pero me parece muy sospechoso que ambos pidieran lo mismo en un momento como ese.

La muerte está llena de misterios. Gran parte del temor que le tenemos radica en lo desconocido. Nadie ha vuelto para decirnos que sigue, si es que sigue algo. Cada quien emprende ese viaje solo y a lo mejor vamos a lugares distintos.

Si alguna vez pido mis zapatos porque ya me voy por favor denme unos tenis cómodos, quien sabe si será mi calzado para toda la eternidad. Me parece que no son tan elegantes como unos zapatos de vestir, pero me molestarán menos los callos.






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