miércoles, 22 de abril de 2020

El último baile

Yo odiaba a Michael Jordan. A finales de mi infancia me volví fan de Larry Bird por ser un jugador cerebral y de los Detroit Pistons por su gran juego en equipo y defensa. Jordan era el hombre de un equipo de un hombre.
Todo lo hacía él y parecía que hacía trampa de lo fácil que hacía todo. Los chicos malos de Detroit con su gran estratega Chuck Daly se tenían que emplear a fondo para defenderlo y eso que solo tenía ayuda de Scottie Pipen.
Hubo un momento, no recuerdo cuando, que me surgió el pensamiento: Nunca veré otra vez alguien como él en este deporte. Y dejé de odiarlo y empecé a admirarlo. Su cuerpo hacía lo que su mente le decía, y lo que le decía era magia, jugadas fantásticas, pases, rebotes y algo que odian las estrellas actuales: asistencias.

Acabo de recordar, fue la final contra los Portland Blazers. Los de Portland tenían un gran equipo y empezaron con enjundia, pero Jordan empezó a aniquilarlos con tiros de tres puntos, algo que si bien sabía hacer no era su estrategia principal, como lo era de Paxon y después de Kerr.
El caso es que estoy empezando a revivir todo eso con la nueva serie - documental de Netflix "El Último Baile (The Last Dance). Aclaro que apenas he visto el primer capítulo y ya quiero ver todos los demás, pero la edad me ha enseñado que las cosas buenas se disfrutan más poco a poco.
La serie se sitúa temporalmente cuando los Chicago Bulls de Jordan ya han obtenido 5 campeonatos de la NBA y buscan el sexto, una gran nostalgia para mi que en ese tiempo estudiaba la universidad y ya era un veterano fan de la NBA.
Debo decir algo que denotará mi ruquez: el basquetbol que me tocó ver fue el mejor que ha habido y habrá (1985 - 2010). Dejé de verlo cuando LeBron James pasó de Cleveland a Miami, algo inconcebible, era como si Michael Jordan se hubiera ido de Chicago a los NY Nicks en la cúspide su carrera. Una vez más el dinero era más importante que la competencia deportiva.
Otra cosa que me cansó fue que desde que Michael era el mejor jugador de la NBA, la liga y los comentaristas norteamericanos se la pasaban diciendo: "fulanito es el nuevo Michael Jordan", lo dijeron de Vince Carter, de Kobe Bryant y no recuerdo de cuantos más, creo que hasta decían es el próximo Michael Jordan blanco.

Nunca ha habido otro Michael Jordan, ni blanco, negro, amarillo o azul. Siempre tratan de polemizar  los comentaristas y tratan de hacer el debate de quien ha sido mejor jugador: Michael Jordan, Kobe Bryant o Lebron James. No hay debate, Jordan fue muy superior a ellos.
Además después de él, y empecé a verlo con Bryant, hubo una tendencia que inició en la NBA y se extendió a todas las ligas profesionales de todos los deportes de crear ídolos con excelentes atletas que reciben millones de dólares, están por encima de sus entrenadores y son consentidos de los árbitros y de las ligas.
Lo hacen con la intención de crear Michaels Jordans no por su juego, sino por las ganancias que dejan. Más camisetas, más comerciales y más publicidad.
Espero que esta serie de Netflix le haga justicia al deporte, a Michael Jordan y a mi nostalgia.

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