martes, 20 de noviembre de 2018

Racismo, la respuesta fácil.

Las caravanas de migrantes centroamericanos han generado una división en el país entre las personas que sienten rechazo hacia este movimiento de personas y quienes los apoyan. Mis redes sociales están llenas de comentarios a favor y en contra, en donde el común denominador es el radicalismo: Por un lado son delincuentes drogadictos que vienen a alterar el orden y por el otro son pobre gente buena, desamparada que no tiene más que la ilusión de hacer un futuro mejor en Estados Unidos.
Como casi siempre, creo que la verdad debe estar en un punto medio de ambas versiones y obviamente, cada migrante es un caso distinto.

No soy un estudioso del fenómeno de la migración, como abundan entre los investigadores de la frontera y en los últimos días se incrementan en las redes sociales. Pero creo que llamar simplemente racismo a quienes no están de acuerdo con este movimiento humano comenten una falta de criterio de proporciones tan grandes como quienes, en efecto, los prejuzgan por sus apariencias.
Como una reacción natural a los desconocidos, en una sociedad conservadora como la mexicana acostumbrada a ver la migración como emigración de nacionales a Estados Unidos y no como inmigración a nuestra patria, gran parte de nuestra sociedad se ha pronunciado en contra de los centroamericanos que llegan a Baja California con la intención de hacer su sueño americano.
En un país que no sale de la polarización ocasionada por las elecciones presidenciales pasadas, cualquier voz diferente a la propia es inmediatamente descalificada y etiquetada. El rechazo a los migrantes centroamericanos rápido se identifica como xenofobia de parte de los mexicanos. No ayuda que en los enfrentamientos se les griten insultos relativos a lo poco que se con.ce de ellos: su nacionalidad y condición social.
Sin embargo creo que hay mucho detrás de esta preocupación por los migrantes centroamericanos. Durante años en México hemos sufrido de inseguridad. No solo del narcotrafico, sino también de asaltos,  secuestros, violaciones, robos de vehículos, robo a casa habitación, etc. Por esa razón la inquietud de la ciudadanía debe ser eliminada con respuestas concretas por parte de los tres niveles de gobierno y de la administración actual y la entrante.
Los mexicanos seríamos más comprensivos de la situación de nuestros hermanos centroamericanos si el gobierno mostrara un plan efectivo para atender este flujo migratorio no solo en el corto plazo, sino también en el mediano y el largo. ¿Quienes son? ¿Cómo los vamos a ayudar? ¿Dónde van a estar? ¿Qué va a pasar cuando Estados Unidos los acepte o los rechace? ¿Cómo se van a integrar a la sociedad aquellos que decidan quedarse en México?
En nada ayuda que se tiren la bolita el Estado y la Federación y mucho menos que un diputado federal que tiene como primera responsabilidad representar al pueblo de México salga a insultar a los tijuanenses llamándolos nazis. En vez de hacer eso debería estar promoviendo en su bancada soluciones para este y muchos otros problemas.
Fernandez Noroña llama nazis a quienes se manifiestan contra migrantes.
Los memes están divertidos, pero leer comentarios como "pinches simios", "pinches mugrosos" en contra de cualquier persona me da una profunda decepción de mis conacionales que al parecer no se ven seguido al espejo y no notan que si no fuera por las ropas y el acento no diferenciaríamos un hondureño de un mexicano.
Pero también me molestan comentarios como "me das vergüenza Tijuana" y "Estamos bien pendejos México" de gente que se dice comunicador/intelectual/líder de opinión y que deberían ver la situación desde diferentes aristas y no juzgar también a un pueblo por la reacción de unos cuantos. Tal como lo hacen los intransigentes que tanto critican.
Postdata. Seis años viví en Tijuana y de su gente no recibí más que amistad, apoyo y muchos buenos momentos.

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