Veo un anuncio del nuevo Ford Mustang GT y pienso en que ojalá le hayan corregido esa pesadez que se siente al tomar las vueltas a toda velocidad en la pista de Laguna Seca California. Los autos americanos son buenos para ir derecho pero no para las curvas, pero también el Porsche 911 de hace unos años tenía una mala tendencia al subviraje, odiaba esa tendencia que me sacaba de la pista en Nurburging, Alemania.
Un momento, yo nunca he estado en Alemania. Jamás he conducido un Porsche 911 en el mounstro verde que le causó ese aparatoso accidente a Niki Lauda y la muerte a muchos pilotos. El mustang que tuve fue usado y no un GT. Pero el recuerdo ahí está. La pista, el sonido del motor y la desesperación por no salirme en las curvas.
La experiencia me viene de los videojuegos de automóviles. Forza Motorsport, Need for Speed, Need for Speed Shift y otros. Creo que suena algo desquiciado. Pero es peor cuando escucho música de Creedance Clear Water Revival y pienso en un río en Vietnam patrullando a bordo de una lancha, esperando distinguir a miembros del Vietcong en las orillas y dispararles con mi metralleta.
¿Normandía en el día D? Se como fue. Desembarqué ahí en Call of Duty y en Medal of Honor. En los documentales escucho lo que dicen los ancianos veteranos y se a que se refieren con el sonido de los panzer, del tableteo de las metralletas alemanas, de los gritos. Todo lo viví, pero en un videojuego.
Antes de que me encierren en la casa de la risa diré que se perfectamente que todo eso lo viví en un videojuego. Estaría demente si no supiera que el brincar por encima de una tortuga gigante para encontrarme con un hongo que me dice que no está ahí la princesa es algo que no ocurrió en realidad.
Pero alrededor de 30 años de pasar horas frente a los videojuegos tienen sus consecuencias. No se artes marciales, pero hubo un tiempo en el que podía hacer un buen combo de golpes de shatokan karate con Ryu o Ken.
El espacio exterior probablemente sea algo que nunca viviré. Pero pasé horas siendo Samus, Megaman, Starfox, un miembro de Rogue Squadron y lo disfruté bastante.
Mi única preocupación es que cuando tenga más de ochenta años estos recuerdos no me vuelvan y se confundan con los reales en mi mente. Algo que me he dado cuenta es que conforme pasa el tiempo los recuerdos reales se vuelven más tenues y cada que se recuerdan se fortalecen, pero se distorsionan.
También debo formar recuerdos más emocionantes en mi vida real, para que no ocurra como esos pobres gringos que salen a matar gente porque las únicas cosas emocionantes que hacen en su vida es frente a una computadora.
Esto se agravará entre más sedentarias se vuelvan las personas y más nítida sea la realidad que nos brindan los videojuegos.
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